Ahora que la preocupación por el virus ha comenzado a disminuir -al margen de los brotes localizados provocados por la variante delta-, creemos que el mayor impulsor de las principales divisas en la segunda mitad del año será la respuesta de los bancos centrales a las crecientes presiones inflacionistas.
Hasta ahora, la Reserva Federal ha insistido en que el repunte de los precios es transitorio, aunque creemos probable que se produzca una disminución de su programa de flexibilización cuantitativa (QE) en la reunión de septiembre del FOMC. El Banco de Inglaterra ha adoptado por su parte un enfoque similar en cuanto a la inflación, aunque creemos que sigue en vías de subir los tipos de interés en 2022 (y antes que sus homólogos del G3). En cuanto al Banco Central Europeo, los responsables de las políticas económicas han adoptado un tono más moderado, lo que ha hecho que el mercado reduzca las expectativas de normalización de la política monetaria y que el par EUR/USD alcance su nivel más bajo en cuatro meses.
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Por lo general, la atención de los traders ha dejado de estar tan centrada en la pandemia de COVID y ha vuelto a situarse sobre las políticas monetarias de los bancos centrales, especialmente en lo que respecta a las divisas del G3. |